DEBATE
Por Roberto Desachy Severino
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Diego Armando Maradona, Puebla y el estadio Cuahutémoc
Fue en el mundial México 86 cuando Diego Armando Maradona se consagró como el mejor futbolista argentino de la historia y uno de los más grandes en el mundo.
Los mexicanos –y en especial los poblanos- tuvimos la oportunidad de disfrutar dos de los partidos que la selección de Argentina disputó en esa competencia, en los que el ídolo demostró que quería asegurar su lugar en la historia con una victoria en el mundial. Y sin duda que lo logró.
Algo que no consiguieron otros grandes futbolistas argentinos, como Alfredo Di Stefano, Gabriel Batistuta o Leo Messi, a quienes nadie puede escatimarles logros, talento o esfuerzo…pero que no fueron o no han sido campeones mundiales.
El 5 de junio de 1986 Diego Armando Maradona se enfrentó a la selección de Italia, que llegó al torneo como campeón mundial. En esa época, Maradona ya jugaba en el equipo Nápoles y durante el partido fue vigilado y hasta pateado en varias ocasiones por su compañero de conjunto, Salvatore Bagni.
DIEGO ARMANDO, EL MEJOR
Italia se fue adelante con un gol en penalti de Alesandro Altobelli y Diego Maradona lanzó a la Argentina al frente, a buscar la anotación del empate, mientras los italianos trataban de frenarlo como podían. Hasta que al minuto 34 el propio Diego Armando recibió un balón afuera del área chica y lo cacheteó al lado izquierdo del portero italiano Giovanni Galli, que quedó como estatua y casi aplaudió la categoría con la que le anotaron.
Para quienes estábamos en el estadio Cuauhtémoc ese día, como mi padre (q.e.p.d) y yo, ahí se acabó el partido, debido a que los italianos nunca pudieron superar a los argentinos, en tanto que Diego Maradona –sabedor de que jugaba en Italia y de que varios de los jugadores del rival eran sus compañeros en el Nápoles- se dedicó a cascarear, porque ese empate a 1 le garantizaba a su equipo el primer lugar de grupo.
El 16 de junio de 1986, en el mismo Cuauhtémoc, algunos aficionados –muy pocos, pese a tratarse de un juego oficial del mundial- vimos a un Diego Armando Maradona hacer trizas a los uruguayos en la ronda de los octavos de final. El resultado fue apenas 1-0 a favor de Argentina, pero Diego metió un gol que le fue anulado, después de que un pase suyo sirvió para la anotación de Pedro Pablo Pasculli.
Ese día, los jugadores de Uruguay le cosieron las piernas a patadas a Diego Armando, que solamente se levantaba, sonreía y se dedicaba a correr por toda la cancha, a disfrutar el juego y cuidar el marcador. A los argentinos no les interesó meter otro gol, en tanto que los mismos jugadores de Uruguay sabían que esa versión del llamado "Clásico del Río de la Plata" no lo ganarían.
SIEMPRE POLÉMICO
Estar en el estadio con mi padre, en un juego de mundial y admirar cómo Maradona vencía a unos uruguayos aguerridos, enojados, pero incapaces de detenerlo, fue una experiencia inolvidable que siempre me ha hecho pensar que este ídolo argentino está un nivel arriba de sus sucesores, incluido Messi.
A la postre, Diego Armando y Argentina ganarían el mundial México 86 y la televisora consentida del PRI, Televisa, mandó a uno de sus compatriotas, a Jorge Ventura, "El Che", a entrevistarle después de vencer a Alemania por 3-2 en la final.
Feliz, exultante, Maradona criticó a los aficionados mexicanos al acusarnos de "traicionar" a Argentina, solamente porque aplaudimos y nos emocionó el esfuerzo con que los alemanes habían empatado a 2 la final antes de que un pase de Diego a Jorge Burruchaga se convirtiera en el gol del campeonato.
EL LEGADO
Diego Armando y el mejor jugador de fútbol mexicano en la historia, Hugo Sánchez Márquez, nunca se llevaron bien y, por el contrario, Maradona trató de minimizar el hecho de que Hugo sí logró triunfar en España, mientras que él solamente cosechó fracasos y críticas en el Barcelona.
Este hecho contribuyó, sin duda, a que muchos aficionados mexicanos rechazáramos a Diego y lanzáramos mentadas por la victoria de Argentina en nuestro mundial.
Pero el gol que metió "con la mano de Dios", la otra anotación con que Maradona llevó a su selección a vencer a Inglaterra en los cuartos de final y los dos goles que le metió a Bélgica en la semifinal, quedaron como pruebas históricas de que –le pese a quien le pese- los mexicanos y poblanos disfrutamos al mejor Diego Armando.
Hoy que falleció a una edad relativamente temprana, 60 años, lo único que puede uno decir a Maradona es muchas gracias y descansa en paz. Sin duda fuiste un grande y tu legado es imborrable.
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