DEBATE
Por Roberto Desachy Severino
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Enrique Agüera y los cadáveres en el closet
El constructor hoy en desgracia política Maclovio Hernández, los hermanos Jesús y Carlos Hugo López Chargoy, hoy convertidos en flamantes "propietarios" de equipos de fútbol de la 1ra división mexicana, San Luis y el Puebla, respectivamente; son algunos de los posibles cadáveres en el closet que el todavía rector de la BUAP, Enrique Agüera Ibáñez, deberá resolver, sin en verdad quiere aspirar a ganar la alcaldía de Puebla por el PRI.
El protagonismo del que formó parte durante el marinismo ¿alguien olvida su faraónica fiesta de cumpleaños con el tema de los Beatles o el concierto que se autoorganizó en el hermoso Complejo Cultural Universitario (CCU) o las fotos en Facebook de sus viajes al extranjero en un presunto avión privado, constituyen más temas contra Enrique Agüera que, sin duda, el PAN y el morenovallismo sacarán a relucir en campaña, si el gobernador Moreno Valle logra imponer a Tony Gali por encima de Francisco Rodríguez.
Las razones por las que Enrique Peña Nieto y el PRI nacional eligieron al rector de la BUAP como candidato son más que claras: es – en este momento - su aspirante mejor posicionado en las encuestas y ni Enrique Doger ni José Chedraui le pueden hacer sombra. Doger Guerrero podría mantener un posicionamiento aceptable entre el electorado, pero está bastante peleado con los grupos políticos priístas diferentes al suyo: Mario Marín, López Zavala, Blanca Alcalá.
EL ADIOS A LAS BUAP Y SUS CONSECUENCIAS
Mientras tanto, José Chedraui no logró armar un movimiento social o político que catapultara su postulación y, hasta ahora, sigue siendo solo "el amigo del presidente". No tiene resabios qué curar entre la clase priísta, que tampoco lo conoce y, por lo mismo, su imagen ante el electorado común y corriente es inexistente.
Sin duda, la BUAP es la posición política –no es académica – más cómoda a la que alguien puede aspirar en Puebla, debido a que maneja un presupuesto generoso (3 mil mdp en el 2012, cifra similar o poco mayor a la del ayuntamiento de Puebla). Además, la universidad goza de un blindaje político, mediático y social…que envidia cualquier candidato a la alcaldía capitalina.
Pero el posicionamiento y el blindaje son de la BUAP, no de sus ex rectores convertidos en candidatos. Por ello, se maneja que dejar a la institución equivale a perder entre 5 y 7 puntos porcentuales de respaldo ciudadano, cifra que puede crecer, cuando el PAN y el morenovallismo retomen los casos de enriquecimiento repentino y público de quienes conforman el círculo cercano al todavía rector y de él mismo.
Este contexto explica claramente por qué Agüera Ibáñez se ha mostrado dubitativo ante la cargada que personajes menores y organizaciones del PRI, como Miguel Ángel Ceballos López o Leobardo Soto armaron a su favor, puesto que la decisión no es fácil: quedarse pocos meses en la BUAP y terminar el rectorado de 9 años o lanzarse a la aventura electoral y enfrentarse con el gobierno estatal en las urnas.
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