DEBATE
Por Roberto Desachy Severino
http://robertodesachydebate.blogspot.com/
El ayuntamiento de Eduardo Rivera y su proclividad a la violencia
Una de las principales características de la gestión de Eduardo Rivera es su proclividad a la violencia: un día los regidores del PAN Carlos Ibáñez y Jaime Zurita se retan a golpes; mientras que al otro policías y personal de confianza lesionan o meten a la cárcel a trabajadores sindicalizados que pretendían llevarse – de manera indebida – material para hacer más rico a su líder charro Israel Pacheco Velázquez.
Al mismo tiempo, el edil se pelea con el gobernador Rafael Moreno Valle (otro que gusta de usar la fuerza el sojuzgamiento y no el razonamiento o el convencimiento), para después lanzar amenazas contra los empleados sindicalizados y sus representantes.
Este contexto deja claro que la incapacidad de Eduardo Rivera y su grupo en el ejercicio público y su falta de oficio político, además del difícil contexto que los envuelve, los están llevando a perder el control y a recurrir a los golpes – no al diálogo, los acuerdos o a la razón – como método para "solucionar" los problemas.
Eduardo Rivera, Manuel Janeiro, Pablo Montiel, Íñigo Ocejo, Jaime Zurita y compañía son conscientes de que su grupo, el Yunque, está desperdiciando la oportunidad de fincar el futuro político-económico de todos (la gubernatura) haciendo un buen papel desde el ayuntamiento de Puebla. Pero no saben gobernar y su impotencia colectiva degenera en violencia, incluso, entre ellos mismos.
PREVISIONES DE NICOLÁS MAQUIAVELO APLICABLES AL AYUNTAMIENTO DE EDUARDO RIVERA
En el capítulo VII de su libro El Príncipe, Nicolás Maquiavelo previó con toda claridad las dificultades que enfrentan quienes gracias a la suerte o a la coyuntura obtienen una posición de poder, como le ocurrió en el 2010 al alcalde de Puebla, que ganó su elección no por méritos propios, sino gracias a la ola antimarinista que predominó en Puebla y a las alianzas y compromisos que Moreno Valle tejió con grupos del PRI.
Nicolás Maquiavelo alerta que quienes obtienen un principado no por méritos propios, talento o conocimiento, sino como regalo o concesión de terceros, sufren muchísimo para sostenerse en el poder, ya que "no son hombres de talento ni virtudes superiores y no conocen del don de mando, carecen de fuerzas que les sean adictas o fieles".
Incluso, en el capítulo XII de la misma obra, Maquiavelo alerta que quien gobierna con soldados mercenarios "no estará nunca seguro ni tranquilo, porque están desunidos, son ambiciosos, desleales y no tienen disciplina, son valientes entre los amigos, pero cobardes con los enemigos". Y lo cierto es que Lalo Rivera trató de comprar la "lealtad" de sus colaboradores y regidores al aumentarles 30 por ciento los salarios cuando entraron, regalarles al viaje a España con el pretexto de la canonización de Juan de Palafox y al avalar el negocio millonario de Citelum, que favorece directamente a familiares de su director de Servicios Públicos, Alejandro Fabre Bandini.
Finalmente, Rivera Pérez es directamente culpable de haberse equivocado en la selección de sus colaboradores, como Pablo Montiel, Manuel Janeiro, Matías Rivero o Íñigo Ocejo, porque el mismo Nicolás Maquiavelo explica (inciso XXII) que es el "príncipe" quien registra su primer acierto o comete su error inicial eligiendo bien o mal a sus secretarios.
Y es claro que la "lealtad y capacidad" son dos de las grandes carencias de la mayoría de quienes forman el gabinete del presidente municipal, como lo demuestra el hecho de que ninguno de los colaboradores del edil le ha ayudado a superar distancias con el gobernador Rafael Moreno, a llevar una buena relación con el sindicato de Israel Pacheco y los ambulantes o a ser visto por la ciudadanía como un alcalde competente o eficiente.
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