DEBATE
Por Roberto Desachy Severino
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Felipe Calderón, el primer presidente que defendió a Mario Marín
Mucho se ha comentado en Puebla que el presidente Enrique Peña Nieto privilegió al ex góber precioso, Mario Marín Torres, al darle a su pandilla varias de las delegaciones del gobierno federal, a pesar del grave desprestigio que – todavía – acarrea el ex mandatario.
Y sin duda llama mucho la atención que Peña Nieto, Luis Videgaray, Osorio Chong y compañía estén dispuestos a que su gobierno federal sea visto en las próximas elecciones locales intermedias como el que revivió el marinismo, luego de que el ex góber precioso y su banda fueron echados del poder por los ciudadanos en julio del 2010 a base de votos.
Pero, a fuerza de decir verdad, la federación no solamente le dio delegaciones al marinismo, sino también a otros grupos del PRI estatal. Así, la senadora y ex alcaldesa Blanca Alcalá colocó a su yerno Edgar Chumacero como delegado, mientras el ex rector y ex edil Enrique Doger puso a José Manuel Treviño López al frente del Infonavit.
En el caso de Enrique Doger, el nombramiento de Treviño López (persona honesta y decente) puede ser parte de la negociación política, con la que el gobierno federal y el priísmo nacional allanan el camino del rector de la BUAP, Enrique Agüera Ibáñez, como candidato del tricolor a la alcaldía de Puebla, porque al interior del PRI estatal se da como un hecho que Agüera Ibáñez será su candidato a la presidencia municipal y la delegación del Infonavit sería una especie de "premio de consolación" para el grupo del ex alcalde de Puebla.
EL MARINISMO DE FELIPE CALDERÓN Y SU CEN DEL PAN
Sin embargo, Peña Nieto no es el 1er presidente de México que demuestra una sospechosa debilidad política por el ex góber precioso y su grupo, ya que Felipe Calderón también defendió al ex mandatario de Puebla, uno de los más defenestrados por la sociedad en los tiempos recientes.
A pesar de que en el 2006, durante su campaña presidencial, Calderón Hinojosa fue al Congreso de Puebla a sacarle la "tarjeta roja" a Mario Marín y pedir su remoción, el ex presidente del "haiga sido como haiga sido" pronto olvidó este compromiso de campaña y mostró un inusual apego al góber precioso.
Fue durante la elección federal intermedia del 2009 que el entonces dirigente estatal del PAN, Rafael Micalco Méndez, se cayó de la cama cuando, de madrugada, le hablaron emisarios del gobierno federal encabezado por Felipe Calderón Hinojosa y, también, del PAN nacional dirigido por Germán Martínez, para pedirle que no utilizara el caso Lydia Cacho como herramienta de campaña contra el PRI.
Incluso, los pactos entre Felipe Calderón y Mario Marín Torres eran tan fuertes, que Rafael Micalco recibió numerosas instrucciones para que los diputados panistas en el Congreso local votaran a favor de la aprobación de las cuentas públicas marinistas o que, cuando mucho, se abstuvieran de sufragar en contra.
El promarinismo del gobierno federal panista y de la dirigencia nacional del PAN, primero de Germán Martínez y luego de César Nava, llegó a tal grado, que Micalco Méndez optó por mandarlos al diablo.
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