Por Roberto Desachy Severino
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Elección en la BUAP, vientos de democracia
Muchos de los maestros, investigadores y todos los estudiantes de la BUAP que hoy se aprestan a participar en la elección por la rectoría, seguramente nunca han participado en una disputa real de este tipo.
Fue en el 2001 cuando se registró la última contienda en urnas por la rectoría de la BUAP. En aquél entonces, el rector vigente Enrique Doger Guerrero derrotó sin problemas a su adversario, Guillermo López Mayo, quien desde entonces era el representante del Suntuap y, como representante contrario al grupo político predominante en la universidad, obtuvo una buena cantidad de votos, sobre todo de estudiantes.
Todavía vivía Alfonso Vélez Pliego, ex rector que hasta su muerte aspiró a que su grupo político retomara el control de la institución y quien –en los hechos – se erigió en la oposición natural a la administración central universitaria, desde que Samuel Malpica, José Doger y Enrique Doger le ganaron esta posición.
En el 2004 Doger Guerrero dejó la BUAP para ser candidato del PRI a la alcaldía de Puebla y ganarla. En su lugar quedó el secretario general, Enrique Agüera Ibáñez, que duró 9 años como rector, sin que tuviera que ganar el cargo en las urnas, porque en ambos procesos internos fue registrado como aspirante único y, por lo tanto, nadie le podía ganar.
INTERESES OSCUROS TRATAN DE INTERVENIR EN EL PROCESO UNIVERSITARIO
Hoy hay tres candidatos al gobierno universitario, aunque quien desde finales de marzo ejerce como rector sustituto, Alfonso Esparza Ortiz, es el más fuerte de los contendientes, porque la gran mayoría de los sectores administrativos, académicos y políticos – al interior y exterior de la institución - se le han ido sumando.
Incluso, las 38 unidades académicas de la universidad se han pronunciado a favor de la candidatura de Esparza Ortiz, quien desde que fue nombrado por el Consejo Universitario visitó todas las sedes de la institución, habló con los diferentes grupos y liderazgos, asumió compromisos de tipo político, académico y de infraestructura, recibió adhesiones y se dedicó a cuidar la estabilidad de la BUAP.
En este contexto queda muy claro que intereses oscuros y externos a la universidad están utilizando a los otros dos aspirantes a la rectoría, como arietes para tratar de desestabilizar a la institución, debido a que ambos personajes están muy consientes de que perderán abrumadoramente la elección y de que solo entraron a ella para tratar de "meterle ruido".
Sin embargo, ambas marionetas se han ido topando con pared, porque cada vez que van a una sede universitaria a tratar de "prender" a los maestros o alumnos se encuentran no solamente con que el rector se les adelantó, sino también con la realidad de que la comunidad es pensante, consiente y, por lo tanto, sabe que quien garantiza la estabilidad, la pluralidad y apertura de la institución es Esparza Ortiz.
AIRES DE CAMBIO Y DEMOCRACIA
Encabezado por el dirigente del SUNTUAP Guillermo López Mayo, se creó un Frente de Universitarios por la Democracia y la Calidad Académica, cuyo principal objetivo ha sido cuestionar la elección en la BUAP argumentando supuestas o reales inequidades en el proceso, ya que Esparza Ortiz aventaja a sus adversarios.
Y quizás López Mayo, SUNTUAP y compañía tengan o inventen argumentos para quejarse y tirarse al piso, como acostumbran hacer cuando tienen reflectores encima, pero lo cierto es que por primera vez en 12 años la rectoría de la BUAP se definirá en las urnas y con el voto de los alumnos, maestros, investigadores y trabajadores de la institución.
El hecho de que sean los universitarios quienes en una contienda abierta, democrática y de cara a esta comunidad y a toda la sociedad de Puebla definan quién dirigirá los destinos de la institución los próximos 4 años, representa un cambio sustancial y muy favorable respecto a cómo se dieron los procesos internos en los tiempos recientes, porque implica que soplan vientos de democracia y de cambio en la máxima casa de estudios del estado.
Aunque desde luego que habrá que darle seguimiento puntual al proceso de elección, para formarse un criterio bien fundamentado sobre los tiempos de cambio en la BUAP y fijar una posición al respecto.
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