DEBATE
Roberto Desachy Severino
El fracaso de Eduardo Rivera o breve crónica de un aborto político 2da parte
rodese70@hotmail.com
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Eduardo Rivera pierde la batalla con Blanca Alcalá y deja impunes sus anomalías
Mientras el proceso de Entrega-Recepción del gobierno estatal se mantuvo en una sospechosa calma, que confirma que entre Rafael Moreno Valle Rosas y Mario Marín Torres se llegó a un convenio en que el ex mandatario le permitió a su sucesor elaborar sus leyes de Ingresos y Egresos, aumentar el endeudamiento de la entidad y mantener el control del Congreso local a través de la Gran Comisión, a cambio de un determinado nivel de impunidad para los marinistas consentidos; en el ayuntamiento de Puebla sí pareció haber la intención de sancionar los excesos de la ex edilesa y hoy precandidata a senadora, Blanca Alcalá Ruiz.
Así, el regidor Pedro Gutiérrez Varela – con todo y sus infantiles errores matemáticos, que lo hicieron primero decir que las anomalías de Alcalá Ruiz rondaban los 2 mil millones de pesos y luego reducir notoriamente esa cantidad -, como presidente de la comisión de Entrega -Recepción, precisó que la gestión de alcalista habría incurrido en daño patrimonial por 700 millones de pesos; mientras la ex presidenta municipal contestó publicando documentos que prueban que Eduardo Rivera y sus favoritos, incluida su esposa Liliana Ortíz, el súper asesor Abel Hernández y muchos más, disfrutaron del erario público municipal mucho antes de que la ley se los permitiera.
Lo interesante de la Entrega-Recepción del ayuntamiento es que tiende a dejar en claro que tanto Blanca Alcalá Ruiz como Eduardo Rivera Pérez serían culpables de varias irregularidades en el ejercicio del erario municipal.
Ella por las operaciones gubernamentales y financieras nada claras e ilógicas documentadas en el texto aprobado el martes por el Cabildo y él por acceder a que la ex edilesa le diera una camioneta y dinero oficial a sus colaboradores, antes de que el propio munícipe y compañía tomaran posesión de los cargos que hoy ocupan.
El hecho de que Alcalá Ruiz haya hecho publicar los documentos que demuestran que le dio bienes y recursos públicos a Eduardo Rivera desde finales del año pasado, confirma la facilidad, frivolidad y falta de legalidad con que la ex presidenta dispuso del erario durante su gestión, porque ¿qué ley le permitió otorgar una camioneta y salarios a quienes todavía no eran funcionarios públicos?.
Y mientras tanto, el Órgano de Fiscalización Superior del Congreso local y los diputados locales del PRI, PAN. PVEM, PRD, PT y Convergencia parecen no haberse enterado del dispendio y abuso de recursos en que habrían incurrido ambos ediles.
Trienio de Alcalá Ruiz, sin fin de irregularidades
Vehículos y materiales públicos desaparecidos o convertidos en chatarra, falta de inventarios de los bienes de algunas dependencias municipales, computadores sin disco duro, personal que en lugar de estar en el ayuntamiento andaba de comisionado en el sindicato, la obra de Chapulco adjudicada fuera de la ley y con contratos sin garantía de vicios ocultos, son apenas algunas de las chapuzas o corruptelas que heredó la gestión de Blanca Alcalá Ruiz en la capital y que se enlistaron en el Dictamen de Entrega-Recepción.
De acuerdo al documento elaborado por la Comisión de Entrega-Recepción del actual gobierno municipal, cuyo titular, Eduardo Rivera Pérez, parece estar conforme con otorgar impunidad a los ex funcionarios del ayuntamiento pasado que, supuestamente, incurrieron en decenas o centenas de irregularidades.
Por ejemplo: en el Instituto Municipal de las Mujeres no se localizó la documentación justificativa de los inventarios, tampoco se encontraron los papeles que expliquen el origen del equipo de transporte y ni siquiera se hallaron los recibos de pago de agua o luz. Esta anomalía tiene una cuantificación de más de 680 mil pesos, porque nadie sabe y nadie supo cuáles eran los bienes de esa dependencia y qué pasó ellos.
Dicen que todo se parece a su dueño. Tal vez por ello se encontró que dos de las computadoras de la Sala de Regidores (números 9088 y 9012) fueron dejadas sin cerebro; es decir, sin disco duro, lo que las convierte en perfectamente inútiles, como muchos de los miembros de los Cabildos anterior y actual.
Los mismos ex regidores blanquistas dejaron gravemente deterioradas 3 pantallas de plasma y demás mobiliarios. En la Coordinación de Comunicación Social tampoco se encontró información y, por el contrario, no coinciden los números de serie de algunas computadoras, de un radio y una cámara fotográfica, lo que hace probable que alguien se haya llevado un equipo costoso a cambio de chatarra.
Y hablando de chatarra, la coordinación de Comunicación Social dejó sin mantenimiento los vehículos de esa dependencia: camionetas Chevrolet 2008 y Volkwagen 2003, de los que no se encontró documentación que acredite que hayan recibido mantenimiento.
Este descuido, acreditado al ex titular de esa dependencia, Emilio Trinidad, pero sobre todo a la secretaria de Administración, Gabriela García Maldonado, generó que las unidades anden sin frenos y con problemas en el sistema eléctrico, porque el ventilador se queda funcionando y se acaba la batería.
Pero no solamente Alcalá Ruiz y sus colaboradores habrían cometido múltiples anomalías en esta obra, sino que el actual edil, Eduardo Rivera, se convertirá en su cómplice al permitir que fenezcan las fianzas de vicios ocultos, ya que entre el 11 y el 16 de diciembre de este año se acaba dicha posibilidad de recuperar algo de lo que se perdió con esta "magna obra
El silencio de Rivera Pérez y su síndico Ernesto Bojalil, curiosamente, se generó después de que se informara que Blanca Alcalá le dio a la esposa del hoy alcalde, Liliana Ortiz, una camioneta del ayuntamiento mucho antes de que iniciara el trienio y de que tuviera derecho a usar los vehículos oficiales.
Y el presidente se calla y quiere que se olviden las triquiñuelas de su antecesora, quizá, porque se dio a conocer que varios de sus hoy funcionarios, como Abel Hernández, Pablo Montiel o Ignacio Dávila, comenzaron a cobrar sus jugosos salarios desde diciembre del 2010, pese a que su "ayuntamiento" comenzó hasta el 15 de febrero del 2011.
Confrontación con el gobierno estatal
De manera paulatina, pero firme, la animadversión entre el gobernador Rafael Moreno Valle Rosas y el presidente municipal Eduardo Rivera Pérez, con sus respectivos grupos, comienza a salirse del control de ambos y tiende a superar a la que había entre el ex gobernador Melquiades Morales Flores con Mario Marín o, después, la que éste último manifestó hacia los ex ediles Enrique Doger Guerrero y Blanca Alcalá Ruiz, como lo demuestra el hecho de que al interior de los regidores del PAN ya hay un sector claramente identificado con el alcalde, que a su vez se asume como antimorenovallista.
Este sector de regidores lalistas y panistas, pero contrarios a Moreno Valle es encabezado por Jaime Zurita y tiene como otros integrantes destacados a Matías Rivero y al propio Rivera Pérez. Esta animadversión hacia el mandatario se reflejó claramente días antes de que el gobernador cumpliera sus primeros 100 días de gestión, coyuntura que quisieron aprovechar 3 miembros del Cabildo: Verónica Mastretta, Pedro Gutiérrez y Arturo Loyola, para hacerle un guiño al ejecutivo estatal.
En una sesión de precabildo – se llevan a cabo entre los miembros de Compromiso por Puebla antes de las reuniones ordinarias, para planchar los temas que se presentarán en público - Mastretta, Gutiérrez y Loyola propusieron a sus compañeros regidores que el Cabildo, a nombre de la ciudad, hiciera un pronunciamiento abierto a favor de los primeros 100 días de gestión de Moreno Valle. Incluso, se señaló que enviar este guiño podría suavizar la relación entre del gobierno municipal con el estatal.
Pero, Jaime Zurita García, Matías Rivero y el mismo Rivera Pérez desecharon la propuesta, con el argumento de que les generaría problemas políticos y críticas en los medios de comunicación, que – según ellos - condenaría a la administración lalista por intentar ocultar su falta de resultados colgándose de lo que supuestamente ha hecho el gobierno de Moreno Valle en la ciudad de Puebla. Además, se temía un desaire público o mediático del Ejecutivo estatal.
Esta confrontación ha llevado a que Moreno Valle solamente hizo sendas giras de inauguraciones de obra en la ciudad de Puebla cuando Eduardo Rivera andaba haciendo turismo religioso en España. El gobernador y el edil no aparecen juntos, no tienen eventos ni programas conjuntos y se pelean en todo: el estado apoya a Ernesto Cordero para el PAN en el 2012, el municipio va con Josefina Vázquez Mota.
Además, el grupo político de Moreno Valle denunció abiertamente que Rivera Pérez y el dirigente estatal del PAN, Juan Carlos Mondragón, fueron los que operaron contra el morenovallismo en las elecciones de las juntas auxiliares y en la disputa por el Consejo Estatal panista. Incluso, el ayuntamiento alentó la oposición a una de las obras importantes del Ejecutivo, el Viaducto-Zaragoza, al manipular el asunto de los permisos de construcción.
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