DEBATE
Por Roberto Desachy Severino
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¡Se acabó!, ni los priístas quieren a Peña Nieto ya
Se acabó, lo que faltaba: ¡ni los priístas quieren a Peña Nieto ya!.
Y es que los Manlio Fabio Beltrones, Emilio Gamboa Patrón y hasta la prima del presidente, Carolina Monroy, andan molestos con él.
Pero antes de que lancemos campanas al vuelo y les demos la bienvenida con todos los sectores sociales, políticos y económicos decepcionados o hasta la madre el titular del ejecutivo federal, hay que tomar en cuenta las razones de por qué muchos priístas andan encabronados con su presidente de la república.
La molestia en el PRI contra Enrique Peña Nieto, Miguel Ángel Osorio Chong, Luis Videgaray y demás no se debe a las matanzas de Tlatlaya o Ayotzinapa, tampoco a la incapacidad de Murillo Karam y Arely Gómez, titulares de la PGR en el sexenio, de encontrar a los 43 normalistas de Guerrero y/o resolver realmente este crimen.
El enojo del priísmo hacia el gobierno federal TAMPOCO se debe a que el peso se haya ido devaluando cada vez más frente al dólar, ni al brutal endeudamiento nacional promovido por él o a su incapacidad de combatir eficazmente la pobreza: http://desdepuebla.com/pena-nieto-el-peor-endeudador-de-mexico/130774/.
SE PREPARA LA NOCHE DE LOS CUCHILLOS LARGOS EN EL PRI NACIONAL
El enojo de Beltrones, Gamboa, etc contra Peña Nieto se debe a que el PRI perdió 7 de los 12 gobiernos estatales en que el domingo hubo elecciones. Incluso, el tricolor fue superado en bastiones que, hace poco tiempo, se consideraban 100 priístas, como Veracruz, Tamaulipas, Quintana Roo.
Los priistas culpan al presidente de las derrotas y, quizás, tengan razón, porque –al fin y al cabo- ¿a quién carajos se le ocurre subir el precio de la gasolina un día antes de una elección en 12 entidades, como hizo la SHCP el sábado pasado?.
Por lo bajo, sin las agallas para decirlo abiertamente, inclusive algunos miembros destacados del PRI acusan al Ejecutivo federal de "traición". En Puebla, uno de los más airados es Alejandro Armenta Mier, coordinador de campaña de Blanca Alcalá, quien –según el estupendo columnista Mario Alberto Mejía- acusó en su whatss app que "nos entregaron" y, aunque no dice quiénes, queda claro que se refiere al peñismo
Y tal vez haya algo de razón para sentirse "traicionados", si se toma en cuenta que tanto Blanca Alcalá como Alejandro Armenta –una como senadora y el otro como diputado federal- han aprobado todo, todo lo que el gobierno federal les pide: dejar a los maestros sin prestaciones a través de la "reforma educativa", aumentar impuestos a través del IVA y su "reforma fiscal", privatizar Pemex con la "reforma energética", etc.
Entonces, quizás esperaban que desde Los Pinos, Hacienda o la secretaría de Gobernación les llegara una "ayudadita", que los volviera competitivos en la pasada elección por la gubernatura de Puebla.
EL PAÍS NO ESTÁ PARA UN FRAUDE ELECTORAL
El problema para los priístas es que Blanca Alcalá podía no aprobar el incremento del IVA o no echarse encima al sector magisterial del país, si no avalaba la "reforma" de Peña Nieto. Ella decidió disciplinarse, obedecer y cargar con el costo político de un gobierno federal que ha modificado todo el entorno legal que ha querido, pero que no logró que dicha "reformitis" beneficiara de alguna manera a los mexicanos comunes y corrientes.
Antes de que comenzara la campaña, el 16 de marzo, en este mismo espacio lancé la pregunta de si Peña Nieto sería el motor o el lastre del PRI en los comicios: http://desdepuebla.com/pena-nieto-lastre-y-motor-del-pri/117045/. El resultado del domingo deja claro que fue lo segundo, pero ni Manlio Fabio, Alejandro Armenta o la misma Blanca Alcalá cuestionaron o se deslindaron de los proyectos presidenciales fallidos.
Una vez perdida la elección, ahora sí los priístas se encabronan con Peña Nieto y, quizás, más de uno esperaba que el presidente y el gobierno federal "operaran" para ganar los comicios del domingo. Pero la sociedad, el país no están para tolerar fraudes electorales y, ojalá, los dirigentes y simpatizantes del tricolor lo entiendan.
Las críticas veladas o los enojos del PRI de hoy contra Peña Nieto son similares a los que en el 2000 recibió otro ejecutivo federal priísta, Ernesto Zedillo, por cometer el "pecado" de reconocer que habían perdido la presidencial y negarse a recurrir a la tentación de un fraude electoral.
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