En el Partido Revolucionario Institucional cada día parece cambiar el rumbo de la elección del próximo presidente estatal del partido. Sin embargo, quien parece ya tener allanado el camino para arribar a la dirigencia es el diputado federal Alberto Jiménez Merino, al contar con el apoyo de tres o cuatro ex gobernadores, de la dirigente priista Beatriz Paredes Rangel y, al parecer, de los marinistas. Esa es la condición que prevalecía hasta este jueves, misma que puede transformarse en los siguientes días. La clave para deshacer el entramado de la elección del PRI es la designación del próximo delegado del Comité Ejecutivo Nacional para Puebla, ya que dependiendo de a quién se designe habrá señales claras hacia donde se orientará la balanza.
Uno de los escollos más difíciles que debía sortear Jiménez Merino es que en el grupo político del gobernador Mario Marín Torres, hasta hace unos días, no lo veía como un aliado que pudiera defender al mandatario y los miembros de su gobierno ante un eventual ataque del nuevo gobierno -que entra en funciones el 1 de febrero. Sin embargo, al parecer se ha resuelto esa diferencia.
El miércoles por la noche un alto funcionario del Poder Ejecutivo, cercano al gobernador, definía a un directivo de La Jornada de Oriente que en el grupo marinista ya hay convencimiento de que Alberto Jiménez Merino será el próximo dirigente del tricolor en sustitución de Alejandro Armenta Mier.
La anterior aseveración se dio varias horas después de que Beatriz Paredes conversó -por separado- sobre el caso Puebla con el gobernador Mario Marín Torres y con diputados federales; aunado a que la dirigente del PRI ya ha tenido contactos con el próximo mandatario Rafael Moreno Valle Rosas.
Se sabe que en días pasados Beatriz Paredes cabildeó con los ex gobernadores de Puebla acerca de quién debía ser el dirigente del tricolor, lo cual fue algo inédito, ya que generalmente los ex mandatarios son excluidos de ese proceso y solamente se toma en cuenta la voz del jefe del Poder Ejecutivo en turno. Pero ante las nuevas circunstancias que tendrá la entidad, de que en breve el Partido Revolucionario Institucional perderá el control de los poderes públicos, se cambió la forma de proceder.
Trascendió que los ex mandatarios Guillermo Jiménez Morales, Mariano Piña Olaya y Melquiades Morales Flores no dudaron en apoyar a Jiménez Merino.
Y en el caso de Manuel Bartlett, aunque no le habría dado su apoyo directo a Jiménez Merino, tampoco habría opinado en contra del ex dirigente de la CNC y ex secretario de Desarrollo Social.
El respaldo de los ex gobernadores ha sido un factor para que Beatriz Paredes empiece a promover a Alberto Jiménez Merino. Dicen los priistas que están cerca de la presidente del Revolucionario Institucional, que la política tlaxcalteca ve en el ex dirigente de la CNC a un político con las cualidades suficientes para enfrentar las nuevas circunstancias del PRI en el estado.
Todo lo anteriormente narrado no quiere decir que ya está definido que Jiménez Marino será el próximo líder del Partido Revolucionario Institucional, pues aunque la mayoría de los marinistas ya están convencida de que Javier López Zavala no debe ser el presidente del partido, en Casa Puebla todavía se están haciendo movimientos para que el ex candidato a la gubernatura pueda quedarse al frente del Comité Directivo Estatal priista.
Queda claro que cada semana que pasa, Javier López Zavala se debilita más, ya que crece el número de priistas que opinan que perdió liderazgo y es un político con una imagen de derrotado que no se podrá quitar ni en el corto ni en el mediano plazo, en detrimento del tricolor. Pese a esas circunstancias, López Zavala sigue albergando la esperanza de que él será el ungido y puede serlo, ya que tendría el respaldo de los miembros del Consejo Político del PRI, pero no de las bases y de los grupos antagónicos al marinismo. Frente a las dos opciones que, por ahora, se perfilan para disputar la presidencia del PRI, desde luego que lo mejor para esa fuerza política es Alberto Jiménez Merino, quien es un político al que se le puede calificar de tibio de ser poco agresivo y que incluso no es carismático. Sin embargo, es un hombre sereno, inteligente, que le gusta dialogar y que no tiene ningún escándalo de corrupción o ineficiencia que lo haga vulnerable.
Y frente a las nuevas circunstancias de descomposición que sufrirá el tricolor, este instituto político requiere de un dirigente que no polarice a los priistas y que tenga serenidad para enfrentar al primer gobierno del estado de oposición.
En ese escenario, Javier López Zavala es un político que en la actualidad no gana ni la elección de la mesa de vecinos de su colonia, que se ha dedicado a confrontar a los priistas que considera "traidores", que siempre ha sido limitado en sus ideas y discursos. Esas características lo hacen la peor opción para el tricolor. | |
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