| Tamaño : A A A | - En la elección del 2009 prevalecieron los partidos
- En la del 2010, los candidatos: Alejandro Armenta
| Ya sin los límites que le imponía su rol de presidente estatal del PRI, Alejandro Armenta Mier puede hablar con mayor precisión y franqueza de la derrota del partido el 4 de julio pasado y reconocer que mientras en los resultados de la elección federal intermedia del 2009 prevaleció la fuerza de cada partido; en la sucesión estatal del 2010 lo decisivo fueron los candidatos.
Entrevistado mientras se toma un café Moka, Armenta Mier negó que el voto del PRI se haya desplomado o que sucedieran traiciones en la pasada elección y explicó que la derrota se generó por varios factores: exceso de confianza, fallas en la estrategia, desorganización, la ejecución de una campaña convencional y una "embriaguez de soberbia" que predominó en el partido.
Fue el primer dirigente estatal al que le correspondió encabezar al partido en dos elecciones diferentes y, aunque insistió en que la entrega del poder se debió a múltiples factores, sí reconoció que mientras en la contienda federal intermedia del 2009 lo que predominó en la mente y voto del ciudadano fue la fuerza de cada partido; en julio pasado lo más trascendente para los electores fueron los candidatos.
Su informe como ex dirigente del partido se llama "La Verdad Concreta" y explicó por qué lo tituló así: "este documento (el texto) refleja lo que ocurrió tanto en el 2009 como en julio pasado, sin filias ni fobias". Subrayó que en la sucesión estatal se vivió un contexto de alta competencia electoral, en la que el priísmo realizó una campaña convencional, a la que le faltó una estrategia más precisa.
Pese a los repetidos cuestionamientos, Armenta Mier se negó a culpar a Mario Marín Torres, Javier López Zavala o Mario Montero Serrano de ser los principales responsables de la debacle del PRI e insistió en que "los resultados de cada elección se deben a múltiples factores y en julio pasado perdimos todos los priístas.
Vulnerabilidad de los candidatos, soberbia, exceso de confianza
Lo que sí reconoció, sin embargo, es que López Zavala y Mario Montero llegaron a la contienda con un factor notorio de vulnerabilidad derivado de sus propias circunstancias, al haber sido percibidos por la ciudadanía como representantes de la continuidad del marinismo, mientras el adversario representaba un enfoque diferente.
Además, añadió el ex líder del partido, se minimizó al adversario, ya que no se vislumbró el poderío electoral que juntaría la coalición opositora al PRI y tampoco se percibió que el gobierno federal operaría tan decididamente en la contienda, como quedó demostrado cuando el calderonismo repartió 5 millones de actas de nacimiento días antes del 4 de julio.
En el tricolor hubo una "embriaguez de soberbia", exceso de confianza, faltó precisión electoral, estrategia, organización operativa y disciplina, añadió Armenta Mier, quien aceptó que las victorias priístas del 2007 y 2009 no permitieron entender que la sucesión estatal sería competida.
Recordó que al interior del marinismo fue severamente criticado por tratar de que en las candidaturas importantes de este 2010 el partido incluyera a personajes no identificados con el gobernador, pese a que esto le generó ser acusado de "traidor" y de que trataba de ponerle piedras en el camino a Montero Serrano.
Candidaturas mezcladas, la fórmula que no se quiso aplicar
En ese sentido, el ex dirigente aseveró que su objetivo al impulsar las precandidaturas de Luis Alberto Arriaga Lila, Jorge Estefan Chidiac o Enrique Doger Guerrero para la presidencia municipal de Puebla no era desplazar a Mario Montero, sino reforzar las posibilidades de éxito de Javier López Zavala y mandar una clara señal dé unidad al interior del partido.
Armenta Mier reiteró que lo más conveniente para el PRI era enviar como aspirantes a gobernador y a la alcaldía de Puebla a líderes de dos diferentes expresiones del partido, porque la militancia y la ciudadanía hubieran visto esta actitud como una muestra de apertura, pluralidad e inclusión.
Incluso, aceptó que, tal vez, debió haber renunciado a la dirigencia priísta por no haber logrado concretar la fórmula de candidaturas mezcladas (un marinista y otro no marinista en las contiendas por la gubernatura y ciudad de Puebla, respectivamente), ya que mientras la victoria del 2009 lo hizo quedar al interior del partido y de los grupos de poder como un "leal eficaz", la derrota de este 2010 lo llevó a quedar como un "leal ineficaz".
Sí se logró la unidad y no hubo traiciones, sino errores en la captación del voto switcher
Interrogado acerca de si hubo traiciones o desunión en la pasada elección, como muchos zavalistas lo han pregonado para justificar su derrota, el ex dirigente negó ambas: "si no se hubiera logrado la unidad, como sí se logró, no se hubieran tenido más de 700 mil sufragios y tampoco se habría mantenido el voto duro".
"Lo que nos falló fue conseguir el voto switcher, el sufragio intermedio", abundó el ex dirigente, quien precisó que las casi 900 mil adhesiones que el PRI logró en julio demuestran que no hubo traiciones y que sí se obtuvo la unidad, pero que para conseguir la victoria faltó mejorar la comunicación y la operatividad de la campaña en un escenario de alta competencia.
Finalmente, Armenta Mier precisó a Debate que todavía no define cuál es su futuro político, puesto que contempla la posibilidad de tomarse un descanso y estar un largo rato con su familia, para disfrutarla. Aunque sí adelantó que prepara un libro que presentará ante el priísmo de todo el país y que se llama "La lección de la elección".
Elementos
Una vez deshogada la sucesión en el PRI estatal, desde los primeros días del 2011 y, sobre todo después de que Mario Marín Torres mande al Congreso local su último informe de labores, la atención de la clase política se concentrará en el relevo en el priísmo municipal, principalmente porque después del 4 de julio se ratificó que el partido que pierde la elección en la capital sale derrotado en la entidad.
En este contexto, Iván Galindo, aspirante a la presidencia del PRI, comentó a Debate que continúa reuniéndose con la militancia, para escuchar sus reclamos, propuestas, demandas y, a su vez, darles a conocer su proyecto político, que consiste en "representar y defender a todos los priístas de la ciudad".
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