De Sangre Azul
Por Rigoberto Plata
Gerardo Maldonado y las familias custodias del PAN
Bajado como del cielo, Gerardo Maldonado se convirtió desde hace como un mes en el nuevo personaje político del PAN que vendría a cohesionar lo que parece imposible, es decir, los grupos tan divergentes que coexisten en el partido. Sin conocer al panismo de a pie ni la estructura partidista, Maldonado fue enviado para abrir brecha funcional a los intereses del Yunque y de los próximos gobiernos tanto estatal como municipal. Gerardo Maldonado siempre ha pertenecido a las llamadas familias custodias del PAN. ¿Qué es una familia custodia? En el marco del panismo local, las familias custodias son aquellas que al menos desde la década de los ochenta fungen como pilares doctrinales, programáticos y operativos del partido. Son, a la vez, familias de cierta alcurnia que son en realidad y por cierto las culpables de que al PAN lo cataloguen como partido de ricos, aristócratas y de derecha. Antes de la década de los ochenta no era tan visible la presencia de estas familias, sobre todo porque el PAN tenía poca militancia y sus dirigentes de facto eran profesionistas liberales, catedráticos que empeñaron su vida a la institución. Desde aquellos años se dan dos circunstancias en Puebla que permiten el arribo de las familias custodias (Yunque) al PAN: el factor ideológico que proviene de la entronización de la UPAEP como la cuna de las ideas de la derecha recalcitrante, Y segundo factor, el de tipo económico, ya que es la década, la de señalamos de los ochenta, en la que la estabilidad económica de la nación se viene abajo y los empresarios afines al sistema empiezan a ver al PAN como un desahogo de sus intereses.
Al amparo de ambos factores, el ideológico y el económico, la derecha en Puebla ve al PAN como el receptáculo o campo de acción ideal para apoderarse de las estructuras de gobierno por si el PRI algún día fallará. Las familias custodias y los jefes de cada uno de esos clanes se inscriben formalmente al partido y desde entonces tienen dos objetivos: el primero y más importante de todos, cuidar la casa desde adentro. Y el segundo, posicionarse en el poder por la vía de la lucha democrática para asegurar su presencia en la toma de decisiones del sistema. Así, desde aquella década ochentera pueden verse en el padrón panista apellidos como el de los Espinosa de los Monteros, los Von Raesfeld, los Rodríguez, los Díaz de Rivera,los Von Roerich, los Arrubarrena, los Morales, los Orea, los Maldonado, los Emmelhainz, etc. Usted dirá amigo lector y con razón que algunos de los apellidos antes mencionados no son precisamente de alcurnia. Y sí es cierto, no todos son familias de prosapia pero al menos alguna vez lo fueron y aunque hayan decaído económicamente en el contexto poblano cierto es que tienen un bagaje ideológico tan sólido como para contribuir a la causa de cuidar la casa.
De tal suerte que las familias custodias pudientes están para acceder al poder cuando se obtenga (diputaciones, senadurías, alcaldías) y las familias custodias menos favorecidas son las que fungen como operativas del proceso interno del partido, cuidando quién sí y quién no ingresa al partido, los padrones, sus dirigencias, etc.
Gerardo Maldonado es del segundo tipo de familias, las no favorecidas económicamente pero las que pueden cuidar el changarro desde adentro para que no se entrometan agentes contaminantes (priístas, masones, socialistas, etc). Aunque desde hace algunos años los vientos económicos han favorecido Maldonado y su familia, la realidad es que provienen realmente de extractos de clase media y hasta media baja. Desde 1996 no participaba activamente en el PAN y ahora, de repente, es el bendecido por los custodios para dirigir al partido los próximos tres años.
Maldonado cuenta con un cabeza de familia custodio que lo ha impulsado: Pablo Rodríguez Regordosa, jefe actual operativo del clan derechista que domina al PAN en contubernio con su señora madre Nineta Regordosa. Y como la relación de Pablo Rodríguez con el gobernador electo es inmejorable porque Pablo es la cuota del panismo en el equipo de transición y futuro gabinete, claro está que mucho contó la influencia de Rodríguez en el hecho de que Moreno Valle avalara la candidatura de Maldonado para la dirigencia panista.
En el caso de Eduardo Rivera nunca hubo muchas complicaciones para que Maldonado fuera aceptado para ser dirigente, y es que Lalo no opina ni decide en este tipo de circunstancias. No obstante ser el primer panista de la capital, curioso es que en estas decisiones copulares de las familias custodias Lalo Rivera no tiene siquiera derecho de veto y la razón es simple: el alcalde electo es un alfil de las propias familias y su tarea es obedecer, no tanto proponer. Conocedor como es de la organización yunquista, Lalo Rivera sabe cuál es la meta y misión de Maldonado y sabe también que el partido está en buenas manos para efecto de los intereses de las familias.
Finalmente, Maldonado es el nuevo dirigente con el aval de la santa triple alianza: las familias, el Yunque y los poderes formales (gobierno estatal y municipal). Quizá le cueste trabajo al inicio pues la base del partido no lo conocen pero eso es lo de menos: lo importante es que cuenta con la bendición de los factores ya señalados que harán del PAN un partido que quizá no crezca cuantitativa ni cualitativamente los próximos tres años, pero que seguirá siendo garante del control de la derecha poblana.
No hay comentarios:
Publicar un comentario